El césped natural es la opción más tradicional para vestir de verde los jardines, pero exige la realización de una serie de tareas para lograr el éxito:
- Elección de la semilla o la mezcla de semillas apropiadas.
- Acondicionamiento del suelo para recibir la semilla (eliminación de piedras, maleza, rastrillado).
- Abonado y/o fertilización (previo a la siembra).
- Riego periódico.
- Corte frecuente.
- Abonado y/o fertilización de mantenimiento.
Por otro lado, presenta una serie de responsabilidades económicas y medioambientales en relación al alto
consumo de agua y el uso frecuente de la máquina cortadora, que elevan los costos de
mantenimiento.
La cobertura de césped colabora con la absorción de la
polución del aire y del agua, disipa el calor y se adapta con facilidad a diferentes espacios.
Mientras que el césped artificial disminuye la demanda de mantenimiento, necesita:
- Riego (si, es necesario regarlo, aunque bastante menos que el césped natural) para lavar sus hebras.
- Cepillado o peinado.
- Reposición de arena de sílice y/o PET.
Ventajas del césped artificial: no requiere corte, abonado ni fertilización. La preparación del suelo se realiza una sola vez (a la hora de la instalación).
Te invitamos a ingresar a
JardínYa y decidirte porque el tipo de césped que más se ajuste a tu espacio.
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